El fotógrafo Sebastiao Salgado murió a los 81 años

Sebastiao Salgado

El fotógrafo brasileño Sebastiao Salgado, conocido por sus grandes fotos en blanco y negro de conflictos o de la selva amazónica, murió a los 81 años, anunció este viernes la Academia de Bellas Artes francesa, de la que era miembro desde 2016.

“Laurent Petitgirard, secretario perpetuo, los miembros y corresponsales de la Academia de Bellas Artes, lamentan anunciar el fallecimiento, este viernes 23 de mayo a la edad de 81 años, de su colega fotógrafo Sebastiao Salgado”, indicó la academia francesa.

“Seguiremos honrando su legado, cultivando la tierra, la justicia y la belleza que él creía que podían ser restauradas”.

Nacido en 1944 en Aimorés, Minas Gerais, Salgado fue el único hijo varón entre siete hermanas. Se formó como economista bajo la presión de su padre, que como él se llamaba Sebastião y era agricultor y ganadero.

Una beca lo llevó junto a su esposa Lélia a París, donde acabaron instalándose y donde él trabajó para la Organización Internacional del Café. El regalo de una cámara por parte de Lélia y los viajes de trabajo acabaron desviando al economista hacia la fotografía a tiempo completo.

Salgado se convirtió entonces en uno de los fotógrafos más honrados y conocidos del mundo. Su objetivo siguió sagas humanas como éxodos, migraciones, sequías, desplazamientos derivados de guerras y genocidios, registrados en series a las que dedicó muchos años.

Salgado, uno de los últimos de una generación de fotógrafos tradicionales que imprimían fotografías, encontró fácil la transición de la película a lo digital, pero admitió en una entrevista en 2013 que seguía editando sus imágenes a la antigua usanza, utilizando hojas de contacto.

“Toda mi vida he intentado hacer mis fotos en total coherencia con mi forma de vida, con mi ética, con mis ideologías, y me he sentido cómodo haciendo mis fotos”, dijo en la entrevista previa a la exposición “Génesis” en Londres.

Las fotografías más famosas de Salgado muestran el lado más oscuro de la vida en comunidades de refugiados y trabajadores de todo el mundo, como las imágenes que captó en 1986 de los mineros de Serra Pelada, en Pará, escarbando en la tierra como si fueran hormigas.

También están, por ejemplo, las que tomó del atentado contra el entonces presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, en 1981, que son los únicos registros del histórico momento.

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