Veracruz necesita más refugios; los existentes resultan insuficientes

XALAPA, VER. — Según lo dado a conocer por la activista juvenil Coral Martínez, presidenta de la Red de Jóvenes de Catemaco, en el estado de Veracruz apenas operan dos refugios destinados a mujeres víctimas de violencia. Martínez denunció la emergencia de una red de protección estatal mucho más amplia, con al menos un refugio por región, para atender dignamente a mujeres y niños en situación de violencia.

Aunque su propuesta suena urgente y sensata, los datos oficiales coinciden en que la cobertura es alarmantemente limitada. Según información del Instituto Veracruzano de las Mujeres (IVM), se han identificado solo dos refugios activos en todo el estado. Uno de ellos tiene capacidad para atender a 16 núcleos familiares, con estadías temporales que van de 3 a 5 meses.

Un refugio para 212 municipios —esa es la realidad que viven miles de mujeres en Veracruz.

Las cifras lo dicen todo

Según un informe estatal, Veracruz apenas cuenta con “tres refugios” reconocidos oficialmente para mujeres víctimas de violencia. Uno de ellos es estatal; los demás operan a través de organizaciones civiles.
Las estadísticas sobre violencia de género en la entidad muestran una crisis estructural: entre 2018 y 2024 se han registrado más de 400 feminicidios.
Además, un gran número de denuncias y casos de violencia no terminan en acompañamiento ni en protección adecuada, lo que incrementa el riesgo para las víctimas.

Una propuesta insuficiente para la magnitud del problema

Coral Martínez propone al menos cinco refugios distribuidos en zonas norte, sur y centro del estado —y que en especial cubran las comunidades indígenas— donde, según ella, la violencia hacia las mujeres es mayor. Es decir, un refugio por cada región, para garantizar que ninguna mujer víctima quede sin opción de protección.

La urgencia no es exagerada. Cuando un estado con más de 200 municipios solo puede ofrecer dos o tres espacios de resguardo, muchas mujeres simplemente “no tienen adónde ir”. Muchas veces, la violencia no espera trámites, recursos o burocracia: necesita respuestas inmediatas.

Además, los refugios no deben ser sólo casas de paso: tienen que ofrecer atención integral —vivienda, seguridad, apoyo psicológico, acompañamiento jurídico, y seguimiento—. Tal como establece la ley estatal: los refugios deben contar con personal capacitado, garantizar confidencialidad y proteger la integridad de quienes buscan refugio.

El Estado tiene la obligación — y los recursos federales existen

A nivel nacional, el programa federal Programa de Apoyo a Refugios Especializados para Mujeres Víctimas de Violencia de Género prevé recursos para apoyar refugios especializados, con la posibilidad de que cada entidad reciba fondos para fortalecer la red de protección.

Sin embargo, en Veracruz esa asignación no ha significado una expansión real de la oferta: los refugios siguen siendo mínimos, la cobertura sigue siendo excluyente y muchas mujeres siguen sin un lugar seguro al que acudir. Así, los instrumentos existen. Falta voluntad política, planeación y asignación de recursos equitativa.

¿Qué se necesita urgentemente?

Crear al menos cinco refugios distribuidos geográficamente para cubrir todo Veracruz —norte, centro, sur, áreas costeras y zonas indígenas — tal como lo propone Coral Martínez.
Dotar esos refugios con recursos suficientes: presupuesto, personal capacitado, atención jurídica, psicológica y social, para atender integralmente a mujeres y niños víctimas.
Garantizar protección total y confidencialidad, de conformidad con la ley estatal, para que las víctimas realmente puedan sentirse seguras.
Transparencia y seguimiento real de los recursos federales y estatales, para asegurarse de que los fondos de programas como el federal lleguen de verdad a los refugios y no queden en papel.

Conclusión: En un estado donde la violencia contra las mujeres sigue siendo estructural —con cientos de feminicidios, desapariciones, violencia doméstica y casos no denunciados—, tener solo dos o tres refugios para toda la población es, en los hechos, dejar a miles de mujeres desprotegidas. La propuesta de Coral Martínez no es un capricho: es una demanda urgente y razonable. Veracruz no puede seguir esperando.