Veracruz: la recomposición del poder que ya estaba escrita
Por Sigüenza Comunica
Xalapa,Ver; 9 diciembre 2025.- La política no siempre sorprende. A veces, simplemente confirma lo que desde hace meses se venía anunciando en voz baja, en pasillos, cafés y chats de operadores políticos. Eso es exactamente lo que ocurrió ayer en el Congreso del Estado de Veracruz: la renuncia de Verónica Hernández Giadáns y la licencia de la magistrada Lisbeth Aurelia Jiménez Aguirre no fueron rupturas espontáneas, sino capítulos perfectamente previstos dentro del reacomodo político que trajo consigo la llegada de Rocío Nahle a la gubernatura.
Desde la campaña —y sobre todo desde el triunfo— se sabía que la fiscalía no sobreviviría al cambio de administración. Hernández Giadáns era vista como un ancla del pasado, ligada al exsecretario de Gobierno Eric Cisneros, una figura ya ajena a la nueva alineación del poder estatal. Y aunque durante meses circularon nombres, perfiles y apuestas sobre quién asumiría la Fiscalía, hoy queda claro que el gobierno decidió esperar a que estuvieran dadas las condiciones para una transición que armonizara con la estrategia nacional.
Porque la jugada no se entiende sin mirar hacia arriba: la salida de Alejandro Gertz Manero y la llegada de Ernestina Godoy a la FGR fue la señal del rediseño institucional que impulsa la presidenta Claudia Sheinbaum. Veracruz sólo replicó el modelo. Incluso podría decirse que lo hizo con puntualidad quirúrgica.
Un Congreso encendido y voces inesperadas
Lo que no estaba en el guion —o al menos no en el público— era lo que pasó en tribuna. En teoría, no habría participaciones, pero el cabildeo entre Héctor Yunes y Esteban Bautista Hernández, líder de la JUCOPO, abrió el micrófono a varias voces que aprovecharon la oportunidad para marcar postura.
Y ahí ocurrió lo inesperado:
Fernando Yunes Márquez, hijo del exgobernador Miguel Ángel Yunes Linares, subió a tribuna para reconocer a la nueva fiscal y darle su voto de confianza. No se limitó a eso: también celebró la salida de Hernández Giadáns. Su pronunciamiento generó murmullos, sonrisas nerviosas, sorpresa y un desconcierto generalizado entre legisladores que, francamente, no esperaban ver al yunismo respaldando un nombramiento impulsado directamente por Nahle.
Otro momento que levantó cejas fue la intervención del diputado Adrián Ávila, de Movimiento Ciudadano, quien igualmente respaldó a Lisbeth Aurelia Jiménez. Lo relevante no fue solo su postura, sino el contraste con su compañera de bancada, Elena Córdova Molina, quien momentos antes había cuestionado duramente la legitimidad y congruencia del procedimiento legislativo para dar la titularidad de la Fiscalía a Lisbeth Aurelia Jiménez; el método fue lo cuestionable no la persona aseguró la legisladora naranja.
Y subieron a tribuna figuras como Indira Rosales San Román, como Héctor Yunes Landa, al criticar el pasado inmediato, convenientemente olvidan que ellos avalaron a Luis Ángel Bravo Contreras o que formaron parte de gobiernos que colocaron a Jorge Winckler de manera igual de cuestionada.
En pocas palabras:
nadie tiene la cara completamente limpia en la historia reciente de la procuración de justicia en Veracruz.
Los alineados, los disciplinados y los que sólo aplauden
El resto fue previsible:
– El Verde Ecologista, bajando el tono y subiéndose al barco del oficialismo.
– El PT, con la diputada Elizabeth Morales García, recurriendo a lo que sabe hacer: respaldar sin fisuras al poder en turno.
– Y Morena, cerrando filas con un discurso donde se repiten los mismos conceptos: transformación, confianza, coordinación.
El diputado Paul Martínez Marie también tomó la palabra para elogiar el perfil de Lisbeth Aurelia Jiménez, y para subrayar algo que es cierto: todos deseamos que la fiscalía funcione, porque si a la procuración de justicia le va bien, le va mejor a Veracruz.
La concentración del poder y lo que viene
Aquí es donde empieza el análisis más delicado.
La llegada de una fiscal alineada con la gobernadora Nahle consolida una pinza de poder que incluye:
• Ejecutivo
• Fiscalía General del Estado
• Congreso (con mayoría absoluta de Morena)
Y aunque el Poder Judicial todavía no está completamente bajo el mismo bloque político —pues su presidencia sigue siendo un espacio del Senador Manuel Huerta —, la tendencia es clara: Nahle se está asegurando todos los instrumentos del Estado.
No solo en lo administrativo. También —y esto es clave— en lo político y lo electoral.
Porque 2026 no será un año cualquiera:
viene la fiscalización de ayuntamientos, la preparación de candidaturas para 2027 y un reacomodo de fuerzas donde Morena buscará retener mayoría, ampliar su influencia y neutralizar cualquier reducto del pasado.
Además, con una fiscalía afín, el gobierno podrá finalmente abrir o desempolvar carpetas relacionadas con presuntos desfalcos o irregularidades heredadas del sexenio de Cuitláhuac García Jiménez, algo que no era políticamente posible con Hernández Giadáns.
Un 2026 que empieza antes de que termine el 2025
Veracruz cierra el año con más movimiento político del que muchos anticipaban. Y todo indica que las primeras semanas del 2026 traerán más cambios:
– Sacudidas en Salud
– Ajustes en Protección Civil
– Reacomodos en áreas donde hay errores o desgastes visibles
No se descarta que algunos funcionarios se mantengan únicamente por su cercanía personal con la gobernadora. Pero otros —los que ya no suman o restan— saldrán antes de primavera.
Conclusión: Veracruz entra a su nueva etapa
Lo ocurrido en el Congreso no fue solo una sustitución de fiscal. Fue un reacomodo profundo del poder estatal, un mensaje claro de que la administración de Rocío Nahle ya dejó atrás la transición y está tomando control total de las instituciones que definirán el rumbo político del estado.
El 2026 será un año de definiciones, confrontaciones y ajustes.
Y lo que vimos ayer es apenas el primer capítulo.