¿Quién manda en el país?
Nota de opinión
Miguel Ángel Gómez Ruiz
Luego de la filtración de documentos relacionados con el caso Ayotzinapa, en la que el Ejército Mexicano habría participado en el asesinato y desaparición de 43 estudiantes de la normal que habían acudido a delinquir a Iguala para obtener beneficios, queda entendido que los militares sí estuvieron involucrados y que inclusive, se cancelaron órdenes de aprehensión contra 16 de ellos que son, hasta el día de hoy, prófugos de la justicia.
Desde el inicio de su administración, Andrés Manuel López Obrador se puso del lado de los militares. Con el tiempo, les concedió el control de cuatro aeropuertos en el país, que incluye al disfuncional Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles. También, los soldados tendrán el control administrativo y funcional del “Tren Maya”. Y hasta se menciona que el corredor Transísmico –de Oaxaca a Veracruz- también será controlado por ellos.
Por supuesto, ello incluye, que los soldados también se hagan presentes en las calles para combatir la inseguridad, con todo y que la preparación del Ejército Mexicano es muy distinta al de una guardia civil, como es el caso de la llamada Guardia Nacional que ahora se rige bajo órdenes militares, porque ni siquiera tienen a un mando civil.
De acuerdo a expertos, López Obrador se protege con los militares al lado, sin embargo, ¿De cuánta lealtad goza el mandatario? ¿Son los militares realmente la solución a cualquier problema futuro que se le pudiera presentar? ¿No teme riesgo de traiciones o inclusive, un golpe militar?
Lo único que se ve es que el Ejército Mexicano quiere más y más. Sin embargo, lo ocurrido en el caso Ayotzinapa y el hecho de que ya no sean detenidos más militares preocupa, porque es indicativo que al presidente ya no se le piden cosas, sino que se le exige más, sean puestos, propiedades o poder mismo.
En los últimos días, también, en distintas zonas del país los militares han sido humillados por la población. Les arrojan lo que pueden, empujan, insultan, golpean. Hoy día, el honor del Ejército –creado para cuidar a los mexicanos- ha sido arrastrado al mínimo. No se sabe si es una estrategia para concienciar a la población para que se exija al Poder Legislativo para que se apruebe que permanezcan en las calles o bien, si han perdido el control en algunas zonas del país.
De cierto, en zonas como Michoacán, Colima, Sinaloa, Zacatecas y Sonora, estados gobernados por Morena, el crimen organizado superó al ejército en todos los sentidos. Bajo la orden de “abrazos, no balazos” lo único que se provocó es que los criminales actúen como quieren, sin que casi nadie les haga frente.
El tema de los normalistas de Ayotzinapa dará mucho de qué hablar en los próximos años. Como bien decía alguien: “Se escribió tanto sobre Ayotzinapa y al final, no sabemos casi nada” y eso es cierto. Lo que preocupa es que en los documentos filtrados se confirma que sí participaron elementos del Ejército y no hay voluntad para castigar a los militares y es allí donde surge la pregunta: ¿Quién manda en este país?
A la vez, con una Guardia Nacional poco preparada y un Ejército que ha sido humillado por los mismos mexicanos ¿Qué podremos esperar cuando haya un ataque frontal del crimen organizado? Y aún más ¿Qué ocurrirá cuando salgan a la calle los manifestantes inconformes con el gobierno de López Obrador?
A pesar de todo, de que cada vez tiene más poder en lo que se refiere a control de espacios, pareciera que en el Ejército Mexicano son sus líderes máximos los que gozan de privilegios y las tropas son las que reciben los ataques y humillaciones. Eso es lo que preocupa.