Poza Rica: el fraude pintado de blanco y la complicidad de los tribunales

Se dice en los pasillos del OPLE que hay preocupación, mucha preocupación. No es para menos: el cochinero que dejaron en la elección de Poza Rica es tan evidente, tan burdo y tan ofensivo, que hoy el Tribunal Electoral se enfrenta a la misión imposible de intentar “legitimar” lo que no pueden justificar. La elección está tan manchada, tan torcida, que ni con maquillaje jurídico lograrán borrar la huella del fraude.
El problema no es menor. Las filtraciones y los indicios ya circulan: más de 3,500 votos que eran válidos para Emilio Olvera y Movimiento Ciudadano, de la nada, por obra del “espíritu santo”, fueron convertidos en nulos. Una cifra que no se explica ni con aritmética política ni con ingeniería electoral; sólo se explica con trampas, complicidades y un absoluto desprecio a la voluntad ciudadana.
Lo que creyeron desde el OPLE es que podían operar en silencio, que podían borrar votos y que nadie se daría cuenta. Se equivocaron. Los eslabones más débiles de esta cadena de corrupción dejaron huellas: irregularidades, contradicciones y pruebas físicas que hoy son imposibles de tapar.
Las huellas del fraude
El Tribunal Electoral de Veracruz tendrá que hacer malabares para justificar lo injustificable. Porque, ¿cómo esconder que la bodega del OPLE, esa que en todas las diligencias aparecía intacta y con sellos inviolados, fue pintada recientemente en la parte superior? Una prueba de adherencia de pintura o el simple testimonio de un maestro tablaroquero puede confirmar que aquello fue retocado hace apenas semanas. ¿Quién pintó? ¿Y qué había que esconder en esas paredes?
¿Cómo van a explicar que en cada recuento obligatorio, cuando se abrían los paquetes electorales, en las bolsas donde aparecían los votos de Movimiento Ciudadano, milagrosamente surgían 20, 30, hasta 70 votos nulos? ¿Quién los anuló? ¿En qué momento? ¿Y por qué siempre en contra de la misma fuerza política?
La respuesta es obvia: el delito se cometió desde dentro del propio OPLE. Y ahora el Tribunal Electoral de Veracruz tendrá que “lavarles la cara”, presentando un fallo que pretenda hacernos creer que esta fue la elección más limpia de la historia.
La narrativa del sarcasmo oficial
Pronto veremos la resolución con frases altisonantes: que se respetó el voto, que la elección fue legítima, que todo fue transparente. Todo adornado con el mismo discurso del “pueblo bueno y sabio” que, según ellos, se equivocó selectivamente en Poza Rica al votar por Emilio Olvera y Movimiento Ciudadano. Y que, por lo mismo, había que corregirle la plana.
El sarcasmo es grotesco. Nos dirán que el resultado refleja la democracia, cuando en realidad refleja la intervención burda del Gobierno del Estado y de los operadores de Morena. Nos repetirán que todo está dentro de la ley, aunque lo que realmente hacen es legalizar un robo electoral.
La sentencia que todos esperan
Nadie se engaña. La sentencia del TEV está prácticamente escrita: legitimar el atraco, bendecir el fraude, sellar con tinta judicial el robo de una elección que no pudieron ganar en las urnas. Y todo, bajo la sombra de Palacio de Gobierno, donde los designios políticos pesan más que la voz ciudadana.
El espíritu santo que convierte el agua en vino, aquí convierte votos válidos en nulos y cambia resultados electorales a conveniencia. Una burla. Una afrenta. Una traición al pueblo de Poza Rica.
La afrenta a la democracia
Lo que hoy vive Poza Rica es más que un conflicto electoral: es un reflejo del autoritarismo disfrazado de legalidad. Es la muestra de que cuando el poder se siente intocable, convierte a las instituciones en cómplices y a los tribunales en comparsas.
Pero la historia no acaba aquí. Porque la voluntad del pueblo no puede borrarse con pintura fresca ni con votos anulados en secreto. Porque cada huella del fraude, cada evidencia y cada mentira repetida se convertirá en un recordatorio de lo que intentaron robar.
La pregunta es: ¿hasta dónde está dispuesto el Tribunal Electoral de Veracruz a mancharse las manos? ¿Hasta dónde llega la responsabilidad de las Magistraturas de Tania Celina Vásquez Muñoz, de la presidenta Claudia Díaz Tablada y del servil Gilberto Constituyente. ¿Y hasta dónde llegará el pueblo de Poza Rica para defender lo que legítimamente le pertenece?
Lo que sí está claro es que, con esta sentencia, no sólo se consuma un atraco en Poza Rica: se hiere profundamente a la democracia veracruzana. Y esas heridas no cicatrizan con resoluciones, cicatrizan con justicia.