La línea delgada entre mi opinión y la tuya.

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✍🏻 Julio Vallejo

Un país Inhóspito ante la ayuda humanitaria.

Crónica de un centro de acopio.

Xalapa, Ver., 27 de julio 2022.- Hoy en día todos necesitamos de todos, aunque haya una gran  desilusión con los gobiernos. El nivel de decepción no debe contagia a la población del mundo. La sociedad cada día se vuelve menos solidaria  a las catástrofes naturales y sociales, los desafíos a los cuales nos enfrentamos nos llevan hacer cada día menos sensibles ante la necesidad en situaciones más vulnerables. La gente cada día se siente más irascible por cualquier cosa.

Se instaló una lona con la leyenda ÚNETE: Centro de acopio, una mesa con dos sillas y para cubrirnos de las inclemencias del tiempo una carpa de 6×3 mts.

De las primeras reacciones se escucha un: ¿Disculpe que venden?, No vendemos nada señora; es un centro de acopio en apoyo a los habitantes de la sierra de Zongolica, ya que el día 22 de junio la tormenta tropical “Celia” originó grandes inundaciones y deslaves. Ah, ok.

¡Buenas tardes! Mi pregunta hacia ustedes es, ¿los fufurufos de corbata que se sienten la gran madre, ya cooperaron? porque la verdad, déjenme decirles que se creen mucho, deben la gasolina, lo que visten y hasta el sueldo de la sirvienta. Miren si yo lo sé, conozco a uno de los de allá adentro porque es mi pariente. Por otro lado, todos somos unos cochinos, unas cacas de seres humanos, unos insectos puesto que tiramos los cubre bocas en el suelo, no nos ayudamos los unos a los otros y por eso la gente ya no cree que se entreguen los apoyos. Ya me tengo que ir, luego paso.

Miércoles por la mañana: Disculpen ¿me podrían apoyar en comprarme una paleta?, es para el tratamiento de mi mamá que padece cáncer. A lo que respondí: ¿cuánto vale?, ¡10 pesos!; sin embargo, mi cartera la había olvidado en casa. Acto seguido, ella cuestionó si se podía llevar el paquete de papel de baño que se encontraba en la mesa y la respuesta fue un NO, pues es un centro de acopio para damnificados; ustedes disculpen, pensé que era uno de esos puestos donde uno tomaba lo que se necesitara. Bueno gracias.

No había dado tanta importancia a las dos señaléticas que se encontraban del otro lado del centro de acopio, una de ellas estacionamiento: sólo mujeres embarazadas y el otro estacionamiento de motos. Sin embargo, mi inquietud comenzó porque esos lugares siempre estuvieron ocupados por vehículos comunes y corrientes, lo más irrisorio es que la mayoría después de ocuparlos se aventaba de reversa casi 7 metros, para dar la vuelta en U hacia la otra calle, casi provocando varios accidentes.

No hubo gran difusión acerca de la colecta, los medios de comunicación como Televisa y Tv azteca solo saludaron, otros medios como Opción de Veracruz y Noticias la Fuente si nos dieron importancia con un par de entrevistas.

Al paso de una semana algunos compañeros que si ayudaron, preguntaron que por qué teníamos tan pocos víveres, viendo en la mesa sólo lo que ellos habían traído, a lo que respondimos que seguramente se debía por la inflación que se está viviendo.

Otro compañero llegó exaltado y enojado a decir que Únete Soy Indígena era discriminativo y que nos podíamos meter en problemas, pero no aporto ayuda alguna.

Todos miraban, preguntaban, prometían que regresarían; es más, hubo una persona que casi todos los días decía ¿Cuándo es el último día? la respuesta fue hoy es el último día. Ok pero cuando lo entregan, dentro de ocho días, ok pues los busco para la otra semana. No regresó.

Por último, gracias por las pocas despensas que se pudieron armar con su aportación y los que no pudieron, también gracias; el aprendizaje que me dejaron fue asombroso, porque en tan sólo dos semanas que estuvimos, me di cuenta de lo mucho que ha cambiado la sociedad en temas de solidaridad, empatía, educación y valores.

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