Cuitláhuac e Isabel, pareja sin igual.

Contrapunto
Miguel Ángel Gómez Ruiz
La consulta de revocación de mandato es –y será- un gasto inútil. Lo será porque no aporta nada, ni salva la democracia ni representa un hito en la política mexicana.
No, nada de eso, primero porque lo que ha hecho el propio gobierno federal, en complicidad con integrantes de otros poderes, es crear una consulta para medir la popularidad de un presidente como Andrés López Obrador.
Así es, simple y llanamente es lanzada a las calles para satisfacer el ego de un hombre que cree tener el poder de un dios para hacer las cosas que quiere.
Un ejercicio muy caro y que preocupó a Morena por el desinterés de los mismos que en algún momento le dieron su confianza al entonces candidato a la presidencia.
Con la consulta, un día después, sólo quedará evidencia de un gasto cercano a los 3 mil millones de pesos, un presidente que, aunque hubiera perdido no habría dejado el cargo, gobernadores, diputados y senadores de Morena que dejaron sus curules y oficinas y trabajar a favor de una revocación pese a que estaba prohibido en la misma ley que aprobaron.
Y a un lado, los problemas económicos que pasa este país; la escasez de gasolina que hay en el norte; la escalada de precios de la canasta básica a causa de la inflación de más de 7 puntos; la falta de medicamentos –en general- en todos los hospitales del país y el avance significativo de los grupos delincuenciales en estados gobernados por Morena, mayormente.
Muchas cosas más. Sobre todo, la polarización que provocó un presidente que en tres años no resolvió el tema del huachicol, ni mucho menos provocó que bajara el precio de la gasolina –como lo prometió en campaña-, ni mucho menos encarceló a todos aquellos que cometieron corrupción en el pasado, ni explicó los malos manejos de los fideicomisos que desapareció.
Vaya, tampoco se cambió el nombre, como lo aseguró hace meses, cuando dijo que si no se resolvía el desabasto de medicamentos tendría un nuevo nombre. La mística de este gobierno parece que es defenderse de las acusaciones con más mentiras.
Y así, el presidente feliz, viendo como todos sus adeptos violan la ley, como él lo hizo y sobre todo, con una consulta a su gusto, para ser alabado por aquellos que se sienten maravillados con su actuación, pese a lo gris de la misma.
Cuitláhuac García
El gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, está sentado en un barril de pólvora. Primero, porque no ha ordenado la publicación sobre la derogación del delito de ultrajes a la autoridad. No lo hace por capricho, porque los jueces se confunden y no quieren caer en anomalías, explicando que ha sido el gobernador quien desacató la instrucción de las autoridades al no publicar esa acción en la Gaceta Oficial del Estado.
La razón es sencilla, está empecinado en mantener en prisión a sus adversarios y hacer ver que las disposiciones de quienes aplican las leyes le valen, así es, le valen.
Lo que ignora el mandatario es que un juez federal, sí, un juez federal podría destituirlo del cargo, a él y a los diputados, para empezar, por desacatar la decisión de un juicio. Él no ganó, como no ha ganado desde que asumió el poder.
También sería sancionado por encabezar un acto el sábado 2 de abril al obligar a trabajadores de los tres poderes del estado a llenar la Plaza Lerdo para anunciar su apoyo al presidente y a la revocación de mandato. No, el escándalo que hace no es porque quieran que se vaya el presidente, sino ponerlo nuevamente en la palestra, para satisfacer el ego del gobernante.
Y encima, el estado con muchos problemas, muchos feminicidios y una autoridad incompetente, incapaz de cuidar de los veracruzanos.
Por cierto, de su propia gente salió el comentario que la reunión con la titular del Poder Judicial, Isabel Romero Cruz fue para anunciarle que seguirá en el cargo pese a que debe retirarse porque cumplirá 70 años.
Además, se mantiene firme en dejar en prisión a José Manuel “N”, al perredista Rogelio “N” y a todo aquél que no la parezca.
Es increíble que un gobernador disponga de un poder ajeno al suyo, eso también es corrupción.
PD Por cierto, pasó una semana más y su amiga, Isabel Romero Cruz no se reunió con la magistrada Yolanda Castañeda, para devolverle su cargo y pagarle las prestaciones que le debe del año pasado. Tampoco ha restituido al magistrado Marco Antonio Lezama Moo, que ganó un amparo y que ya debería ocupar de nuevo su oficina en el Poder Judicial.