24 noviembre, 2024

Sin trabajo, no hay dinero para comer: denuncian veracruzanos

Xalapa, Ver.- “Tengo 78 años de edad y sufro de diabetes, me suspendieron de mi trabajo y ahora no tengo que comer en casa”, declaró Delfina Saldaña Rivera, habitante de la colonia 2 de Marzo del municipio de Coatepec, lugar en donde cientos de cartulinas con leyendas que dicen “en casa y sin comida” o “pedimos apoyos alimentarios”, acompañados de trapos blancos, resaltan en los domicilios de lona, cartón y madera que conforman este asentamiento humano. Los trapos blancos y cartulinas son un grito de auxilio dirigido hacia las autoridades federales y estatales para que instrumenten un Plan Nacional de Distribución de Alimentos para todas las familias que se han quedado sin ingresos en medio de la pandemia.

Pues así como doña Delfina, vive Hermilia Ochoa de 70 años, quien denunció la falta de apoyos por parte de las autoridades y resaltó que se encuentra en la misma situación de hambre que cientos de familias de este asentamiento, “me quedé sin trabajo, le pido al señor gobernador Cuitláhuac García Jiménez que nos apoyé con unas despensitas”, mencionó, mientras prepara un té en el pequeño fogón en donde de manera habitual cocina los alimentos de los que ahora no disponen; “nuestra situación es real, tengo una hija que se encuentra en las mismas, cuando como algo, tengo que ir a pedir un taco a alguna otra familia de la colonia”, sostiene Herminia.

En esta misma situación se encuentran más de 300 familias de esta colonia, quienes día con día llevaban el sustento a sus hogares trabajando de vendedores ambulantes, como empacadores en centros comerciales, limpiando casas, en alguna tienda de conveniencia o como taxistas, entre muchas otras actividades que conforman el sector informal.

Al respecto, Dareo Martínez Rivera, chofer del taxi con número económico 1570 de la ciudad Xalapa, mencionó que la situación se está complicando para obtener el sustento para su familia: “en mi caso trabajo en el taxi, y al día me gano 50 o 80 pesos cuando me va bien, y cuando me va mal llegó a la casa con las manos vacías, pensando que voy a comer y como le voy a hacer para echarle gasolina al carro, yo también así como varios compañeros necesitamos de un apoyo aunque sea una despensa”.

Se esparcen trapos blancos por Veracruz.

En la misma situación de incertidumbre y zozobra se encuentran miles de veracruzanos a lo largo de la entidad, pues cada día son más los las colonias y pueblos enteros en los que sus pobladores se suman a la protesta de trapos blancos.

La semana pasada estas acciones se habían presentado principalmente en colonias populares ubicadas en las periferias de las zonas urbanas de la entidad, sin embargo, la protesta se ha ido expandiendo también a las zonas rurales, fundamentalmente en regiones con un alto porcentaje de población indígena.

Así, los trapos blancos cuelgan en los hogares de familias de poblaciones ubicadas en municipios como Tantoyuca, Chicontepec Filomeno Mata, Ixhuatlán de Madero en la Huasteca veracruzana; Zongolica, Tequila y Coetzala en la alta montaña y Soteapan, Mecayapan y Tatahuicapan de Juárez en la sierra de Santa Martha al sur del estado.

Los habitantes de estos pequeños pueblos se suman a la solicitud de alimentos dirigido hacia el gobierno federal que también hacen en San Rafael, Coatepec, Córdoba, Ursulo Galván, Veracruz, Córdoba, Camaron de Tejeda, Tierra Blanca Coatzacoalcos, Ixhuatlán del Sureste y muchas otras ciudades.

Sin embargo, y a pesar de que conforme los días pasan las posibilidades de supervivencia de la población más vulnerable disminuye, la actitud de las autoridades estatales ha sido de indiferencia a esta petición, según lo refiere Candelario García, albañil de oficio, quien desde hace dos meses no tiene trabajo.

“Llevamos más de una semana que colgamos los trapos blancos en nuestras casas y nada más ninguna autoridad viene a preguntarnos cual es nuestra situación, al contrario de lo que hacían en campaña, que andaban puerta por puerta buscando nuestro voto, ahí no les importaba meterse en lodo querían estar en el poder y ahora ni una despensa nos mandan. Ahora trato de sobrevivir como puedo, cuando me gano unos 50 pesos, como huevos con algunas tortillas, pero hay familias que lamentablemente no tienen ni un peso y día con día se preguntan cómo le van a hacer para alimentar a mi hijos, es una situación desesperante”, refiere el maestro albañil.

Los días transcurren y los trapos blancos se expanden por Veracruz y por todo México, sin que hasta ahora el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador o el gobernador veracruzano Cuitláhuac García Jiménez den respuesta a la petición de alimentos que desde sus hogares realizan miles de veracruzanos.

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