24 noviembre, 2024

Población valora la atención médica en consultorios de farmacias.

• Pese a ello, el gobierno federal pretende obligar a las farmacias a que las quite, con todo y que los servicios que da el gobierno son deficientes.

Miguel Ángel Gómez Ruiz

Hace dos años, Ludivina Pérez comenzó a sentir molestias en sus ojos. Fiel a sus convicciones y con dos hijos qué cuidar, acudió a una clínica del Seguro Social en Xalapa.

Llegó temprano, pretendió lograr una consulta y la trabajadora social –o enfermera- le dijo que ya no alcanzó cita. Volvió por la tarde y fue lo mismo.

Al fin, dos meses después, logró la cita con el médico familiar. Éste –tras apenas mirarle- le dijo contundente: “Lo que usted tiene son cataratas. Debe ir al especialista”, le comentó.

En medio de la pandemia de covid-19, Ludivina solicitó la cita con el especialista. Corría el mes de septiembre de 2020. A casi dos años, logró dos citas y fueron canceladas, una en enero de 2021 y otra a finales de marzo del presente año. La justificación: el oftalmólogo de vacaciones y que no sirve el aparato que se utiliza para eliminar las cataratas.

¿Qué es una catarata?

“Una catarata es una opacidad del cristalino, normalmente transparente, del ojo. Para las personas que tienen cataratas, ver a través de cristalinos opacos es algo parecido a mirar a través de una ventana escarchada o empañada. La visión nublada que causan las cataratas puede hacer que resulte más difícil leer, conducir un auto (especialmente de noche) o ver la expresión de la cara de un amigo”.

Ella aún no sentía los estragos de esa enfermedad, pero determinó no utilizar su auto, ya que ella deja su trabajo alrededor de las 22:00 horas y tenía dificultades para manejar.

Al tener dificultad para lograr las citas, en una ocasión ingresó a la farmacia Guadalajara, en el puerto de Veracruz. Fue atendida por una joven doctora, mexicana y con gesto y trato amables. Recibió una serie de consejos y la recomendación de que se atendiera lo antes posible. Por la consulta pagó 40 pesos y aunque no compró medicina en esa ocasión, llevó a sus hijos cuando estos padecieron gripes y otras afecciones menores.

Hizo caso, hace menos de un mes acudió con un oftalmólogo y en menos de quince días recibió el tratamiento y las cataratas desaparecieron. Es verdad, le costó un poco de dinero, pero de no haber sido así, quizá habrían pasados años para que fuese recibida en su clínica del IMSS.

La señora Rosaura Díaz, nativa de Coatepec ha acudido al menos una decena de veces en los últimos dos años a la farmacia del doctor Simi. Ha sido bien atendida y ha recibido tratamiento para ella, su hija y su nieta.

Jamás notó un mal trato o que le vendieran medicamentos de dudosa calidad, mucho menos que quisieran sacarle dinero: “La atención y la medicina que me indicaron fueron efectivas y sané, que era lo importante”.

Javier Romero tiene 39 años y es maestro albañil. Se ha lastimado varias veces y ha sido atendido en las farmacias con consultorios al lado y jamás ha estado expuesto a algún mal mayor: “Si mi familia o yo enfermamos vamos allí. No se gasta mucho y nos atienden bien”.

Al día de hoy, los veracruzanos y seguramente muchos mexicanos en el país han recibido una buena atención en los consultorios adjuntos a farmacias económicas. Hay muchas y se estima que al menos 20 mil doctores y doctoras laboran allí diariamente.

Inclusive, existe una estimación de que el Instituto Mexicano del Seguro Social atiende en consulta familiar a alrededor de cinco millones de mexicanos al mes. En el caso de las farmacias económicas, con doctores profesionales y titulados, se atiende a igual número.

Es decir, hay mexicanos que deciden acudir a esas farmacias no por el hecho de hacer enojar a los políticos actuales, sino porque muchas clínicas y hospitales públicos se encuentran en un estado deplorable y lo que es peor, con un grave faltante de medicamentos.

El subsecretario de Salud, Hugo López Gatell desacreditó a las farmacias al asegurar que sólo hacen negocio para vender medicamentos, lo cual es falso. Cuando finaliza la consulta, los pacientes deciden si compran allí o en otro lado la medicina que requieren.

Por citar un ejemplo, en la farmacia Guadalajara, hay cajas de Paracetamol en 10 pesos, jarabes de Ambroxol en 22 pesos y Dextrometorfano en 25 pesos.

Sin embargo, el propósito, así lo dio a entender López Gatell, es desaparecer los consultorios de las farmacias económicas, incluidas las del doctor Simi, a fin de que los mexicanos no gasten dinero.

Cabría decir que desde que desapareció el Seguro Popular y tras la entrada del INSABI, el servicio se deterioró a tal grado, que lo que más falta hoy día son médicos y por supuesto, medicinas.

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