24 noviembre, 2024

La UNAM celebra 95 años al frente del Observatorio Astronómico Nacional

Michel Olguín Lacunza

Ciudad de México., 05 de septiembre 2024.- Conocer la ubicación y formación de estrellas, nebulosas, agujeros negros, galaxias, sistemas planetarios y cómo se forman los elementos químicos en el universo ha sido posible gracias al Observatorio Astronómico Nacional (OAN), fundado hace 146 años en México y que, desde 1929, forma parte de la UNAM.

Para conmemorar sus 95 años bajo el resguardo de la UNAM, este mes de septiembre se realizará una celebración astronómica, explicó en entrevista Yair Emanuel Krongold Herrera, director del Instituto de Astronomía de la UNAM.

Entre la actividades previstas se encuentra la presentación del libro Los primeros años del Observatorio Astronómico Nacional de México, a 140 años de iniciar su actividad científica, que narra la historia desde que fue creado hasta 1929.

También se estrenará un video dedicado a la historia del OAN a partir de su integración a la UNAM y todo lo que se ha logrado desde entonces. Además, se realizarán una conferencia sobre los aportes de la astronomía mexicana, y una mesa redonda para charlar sobre el futuro de la astronomía en México.

El objetivo es hacer un homenaje al Observatorio y reflexionar sobre lo que sigue. Por ejemplo, “¿cómo explotaremos los proyectos de mayor envergadura hacia el futuro?”, planteó el entrevistado.

San Pedro Mártir

En el mundo existen únicamente cuatro sitios para realizar las mejores observaciones astronómicas, debido a la calidad del cielo (despejado y oscuro): las islas de Hawái; los Andes en Chile; las Islas Canarias en España; y Baja California en México.

Por eso, en 1971 se inauguraron las instalaciones de San Pedro Mártir en Baja California, donde se encuentran 10 telescopios para realizar observaciones astronómicas. Actualmente, es donde se tiene la mayor cantidad de estos instrumentos en México.

Además, se maneja tecnología de punta. Por ejemplo, el telescopio más grande cuenta con 2.1 metros de diámetro, y en septiembre se inaugurará el telescopio Colibrí, que tiene 1.3 metros en su espejo principal.

Este último telescopio es especial porque está diseñado para observar la parte óptica e infrarroja de los destellos de rayos gamma que surgen al final de la vida de las estrellas masivas. Estos destellos duran tan solo unos segundos, por lo que Colibrí está diseñado para recibir la señal del satélite espacial SVOM y, en menos de 20 segundos, apuntar hacia el lugar exacto en el cielo desde donde proceden estos rayos.

El instrumento principal de Colibrí fue fabricado en el Instituto de Astronomía. Además, los científicos de la UNAM han desarrollado equipo para otros observatorios, como el Gran Telescopio de Canarias.

Aportaciones del OAN

En un principio, el OAN solo servía para monitorear el clima y proporcionar la hora, pero en 1929, al pasar a manos de la UNAM, cambió su eje hacia la investigación. Más tarde, en 1967, formó parte del Instituto de Astronomía de la UNAM.

A partir de ahí se generó toda la escuela astronómica en México. Hoy en día se realizan no solo observaciones, sino también investigaciones mucho más amplias, afirmó Krongold Herrera.

Se han realizado importantes aportaciones a nivel mundial dentro de la astronomía. Entre ellas, destaca la “Carta del Cielo”, un catálogo que se empezó en la sede de Tonantzintla, en Puebla, creado para identificar las magnitudes y coordenadas de las estrellas más brillantes.

Por otro lado, se han detectado nebulosas planetarias que han sido importantes para el aprendizaje de la evolución química del universo y se ha identificado cómo se crean los elementos más pesados que el hidrógeno y el helio.

“A partir de las funciones del Observatorio Astronómico Nacional es que se ha desarrollado y gestado toda la astronomía en México”, concluyó Yair Emanuel Krongold Herrera.

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