25 noviembre, 2024

La línea delgada entre mi opinión y la tuya.

Por: Julio Vallejo

“Dispárense en el fundillo”

El bum bum de las balas frías; que matan en silencio a niños inocentes.

Era una noche fría, donde esa neblina tan espesa formaba una gran cortina de humo por toda la calle, solo se dejaban ver los adornos navideños, el colorido de los focos que prendían y apagaban, en especial los rojos, se mostraban como signos de alerta; a lo lejos, se escuchó un grito aterrador.

Dentro de una de las casas de la colonia, se festejaba la Nochebuena, abro un paréntesis: cada 24 de diciembre de todos los años y en todo el mundo, se celebra la Nochebuena, simboliza el nacimiento de Jesucristo, en algunos lugares con una gran cena y reuniones familiares, cierro paréntesis.

La mesa estaba puesta, el pavo brillando por su ausencia, solo había caldillo de chile rojo, con caldo de res y verduras, para bajar ese calor de lo enchilado, y no podían faltar las bebidas embriagantes.

Los tequilas, las chelas, la música y el baile, hacen que las botas pulan el piso.

Todo esto en conjunto, forma una adrenalina de vibración de tantas carcajadas en la reunión, no todos los días se festeja el nacimiento de Jesucristo.

Mientras esto pasa, un par de compadres se quitan el sombrero, lo lanzan al cielo mostrando su alegría, como ya era de madrugada, el cinturón piteado deja soltar las armas de fuego que cargaban en la cintura, para despertar a Dios, se oye en conjunto una docena de disparos, el olor a pólvora, se empieza a dispersar por toda la colonia, de la misma manera que lo hacen las ojivas de las balas.

“Todo lo que sube, tiene que bajar: ¡pero ya estúpidos, ni lo piensan!”.

A lo lejos se vuelve a escuchar el grito aterrador, era de una madre llorando pidiendo a Dios que no se lo lleve, al mismo tiempo, ella con su hijo en brazos escurriendo en sangre, corre por toda la calle desesperadamente.

Quién iba a pensar que mientras este niño dormía y soñaba con los angelitos, él, inocentemente ocultaba una de las balas pérdidas de aquellos idiotas, inmorales que no midieron el daño.

Esto pasa en las comunidades de Michoacán y tal vez en otros lugares del mundo.

Mientras en la Ciudad de México, un diputado alza la voz en la máxima tribuna del Congreso de la Unión, quien busca impedir los disparos en navidad.

La iniciativa para reformar el Código Penal Federal, impone una pena de uno a cuatro años de prisión ó de 180 a 300 días de multa, a quienes sin justificación alguna realicen disparos al aire.

Yo pensaría que el diputado federal, Carlos Alberto Manzo Rodríguez, se queda corto, hubiera de hacer un exhorto a las autoridades de la defensa nacional, para que se cumpla cabalmente el Articulo 17 de la Ley Federal de armas de fuego y explosivos, donde menciona que toda persona que adquiera una o más armas, está obligado a manifestarlo a la Secretaría de la Defensa Nacional en un plazo de treinta días.

Obligar a esas fuerzas armadas, a no sólo hacer campañas de recolección, si no ir más allá, ver quién vende o quién distribuye ese armamento, que no sólo a niños, ni tampoco es un sólo día al año, el perjuicio que le hacen a las familias mexicanas.  

Y a esos estúpidos, ni disparándoles en el fundillo, les haremos entender el daño tan grave que le hacen a la sociedad.

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