La línea delgada entre mi opinión y la tuya.
Por. Julio Vallejo
Un panorama complejo ante una ola inflacionaria.
Salud y los ingresos.
¿Es todo lo que va a llevar? Sí… ¿Puedo empezar a cobrar? Sí…
Aceite clinc, huevos clinc, leche clinc, carne clinc, arroz clinc frijol clinc, papel higiénico clinc, clinc, clinc, clinc, ya, ya, ya, hasta ahí señorita, que no ve que me estoy ahogando de sudor cada vez que suena la campanita de la suma de la caja registradora. ¡Perdón señor pero es lo que usted puso aquí!. ¡Pues sí! pero eso es lo que yo compraba antes; ahora solo deme el aceite y los frijoles y quíteme los huevos que se me hacen caros.
“Si quieres ser feliz, bebe una Coca-Cola”.
Parece que, después de todo, a lo largo de los años ha sido descrito una y otra vez como mentira, que al gobierno le interesa realmente nuestra situación económica. El entorno familiar se vuelve cada día más complejo ante la escalada de la canasta básica. Las palabras no sirven de nada si no hay acciones ante una desigualdad económica entre funcionarios de gobierno y población vulnerable.
Lo que sí es una realidad, es que estamos ante una inflación global causada por la pandemia COVID-19 y la invasión de Rusia a Ucrania.
Los aumentos a la energía y los alimentos están a la orden del día, no solo en nuestro país si no en el mundo entero, muestra de ello es que en Estados Unidos no habían tenido una inflación como esta desde hace 40 años con un 11.3 %, el Reino Unido 9.4%, Japón también ha sido su mayor alza en siete años con un 2.2%, Australia 6.1%, China 2.5%, Rusia 15.9 % y por ultimo México de 7.99%.
Con esto, el índice de precios al consumidor aumento de una manera espantosa,
provocando que el presupuesto familiar se vea cada día reflejado en lo que compra, ahora pareciera que tendrás que empezar administrarte de una manera de solo gastar juiciosamente lo necesario.
Todo parece indicar que necesitaremos una terapia financiera.
En las políticas internas, esperemos que nuestros gobernantes tomen decisiones efectivas, para que la situación económica no afecte como siempre “primero los pobres”. Así también, no busquemos culpables de nuestra situación financiera, ya que cada uno de nosotros somos responsables de nuestra propia economía.
Más bien, sugiero que no entremos en preocupación por el dinero, ya que esto también puede ocasionar sentimientos de depresión, vergüenza, enojo o miedo a parte del estrés económico adicional.
Hay que recordar que ante la falta de dinero en nuestros hogares pudiera afectarnos en nuestra salud provocando un gasto más fuerte en la casa, como lo es la compra de medicamentos. ¿O tú qué opinas?