La línea delgada entre mi opinión y la tuya.
Por. Julio Vallejo
¡Mi hija está muerta; no sé qué hacer¡
La pérdida de un hijo es antinatural.
México es el segundo país de América Latina donde se comete más violencia homicida contra las mujeres.
Globos, globos, globos de colores blancos, rosados y negros ¡negros! Sí, negros son los panoramas que más se dejan ver este diez de mayo, donde un niño llora al extrañar a su madre y junto a él, con el corazón roto y desconsolado, el lamento de una madre que solloza saber, que su hija ya no va a estar con ella nuevamente. Sin duda alguna, su duelo y confusión hará que sea un festejo muy aterrador, no sólo para ella ni para el niño, sino para muchas mamás que aún esperan encontrar a sus hij@s con vida o que lleguen a casas san@s y salv@s, si es que esto sucediera algún día.
Pareciera que ya es común, escuchar en diferentes puntos del Estado y del país, que están desapareciendo o están siendo asesinadas muchas mujeres, que lamentable es que aun ser humano se le quite la vida por cualquier motivo o por el simple hecho de ser mujer.
En el año 2021 se registraron mil cuatro feminicidios en México. Hay que reflexionar que no son números, se trata de seres humanos (mujeres), donde madres, padres o familias completas están sufriendo. Es un sentimiento de estar muerto en vida, el asesinato de una de tantas mujeres, es el dolor más grande que una persona puede tener.
Por supuesto, la acción del gobierno de eludir estos temas divisivos para la sociedad refleja una cierta visión del mundo, ya que no sólo en México se tiene esté padecimiento de mujeres desaparecidas. Países como España, Guatemala, Colombia por mencionar algunos, están peor que nosotros; este no es un aliciente, este es un reclamo tanto a las autoridades como a las familias de tomar cartas en el asunto y que no solo pare en leyes y marchas.
La ley general de acceso de mujeres libres de violencia es un gran logro; sin embargo, pareciera que sólo se está quedando en el papel para la historia, por que las cifras alarmantes, cada día van más en ascenso, aunque las autoridades digan lo contrario.
Clama un padre de familia: creí en la fiscalía. Yo le replico la voz de este padre desesperado y angustiado ante la falta de credibilidad de compromiso y por qué no de ética moral y profesional. Estas autoridades también tienen madre, ¡bueno eso quiero suponer!. Pero si no la tuvieran pues tienen hermanas, sobrinas, tías o vecinas mujeres. Hay que hacer mención que las autoridades son responsables de garantizar la seguridad y la vida de las mujeres, así también como de la sociedad en general.
Hay cosas que no pagas con nada y eso es la vida de cada una de esas mujeres que han sido asesinadas, violadas, dañadas psicológicamente entre otras cosas, ¡hay que hacer algo al respecto¡ sugiero que empecemos a respetar y cuidar a nuestras madres, hijas, hermanas y a las vecinas, para posterior abrir ese círculo donde todos y todas vallamos hacia una mejor convivencia con ellas. Porque la vida es este momento, aquí y ahora, las mujeres de este país y del mundo se tienen que respetar.
Aprovecho la ocasión para decirles a todas esas madres que están pasando por situaciones tan vulnerables como esta, que admiro su paciencia, su fe y valentía; ya sea para superar la muerte de una hij@, resignación por la pérdida de una o otras encontrarl@ después de muchos años.