23 noviembre, 2024

La delgada línea entre mi opinión y la tuya

Por Julio Vallejo

¿De qué tienes hambre?

Xalapa, Ver., 10 de enero 2024.- Después de varias semanas sin salir al aire -como dicen los artistas-, me encuentro aquí nuevamente aprovechando cada minuto, cada segundo de tu vida, que dedicas para leer esta columna, lo cual te agradezco.

Espero que al igual que yo, hayas tomado el tiempo necesario para descansar y meditar el cierre del año 2023 y abrazar el 2024.

Terminé el año comiendo; ¿lo empecé de la misma manera?

El apetito no es un enemigo, ni tampoco debería silenciarse con dietas extremas. El ruido de la comida está por donde quiera y el alimento es el impulso del ser humano. El apetito por la comida debería conjugarse con el apetito por la felicidad, el éxito, la paz mental. Criticar la gordofobia es equivalente a la crítica social por no alcanzar tus metas o por ser un fracasado en tu vida.

El hambre del hombre por ser feliz se parece al placer que nos da la comida. En algunos momentos son dulces, salados, amargos o simplemente sin sabor, pero al final del menú siempre queda espacio para el postre.

Hay ocasiones que los productos que ocupamos para hacer nuestras recetas se asemejan a los problemas que llevamos en la vida, es decir, si acudes a un lugar para comprarlos y escoges mal, no te darán el sabor que requieres para ese platillo tan suculento que pudiera ser la felicidad de tu paladar. En conclusión: las decisiones equivocadas son el reflejo de cómo estás por dentro y, en consecuencia, así saldrá tu platillo.

Estamos de acuerdo que nadie se levanta por la mañana con toda la actitud para tener un mal día. Pero independientemente de la opinión de los demás deberíamos tomar en cuenta la nuestra, la que nos evita sufrimientos que nos llevan al fracaso y la que de vez en cuando nos eructe éxitos que nos hagan reducir tallas y nos haga sentir bien físicamente.

Después de un par de fiestas estoy convencido que la comida nos conecta con nosotros mismos. En otras palabras, necesitamos comer para vivir y no vivir para comer, como la mayoría lo hace.

La voz interior suplica y da gritos por la necesidad de salir adelante ante el vómito de la sociedad que está cada día más descompuesta. Hace pensar que siempre andamos corriendo, olvidando el bello arte de detenernos para que nuestras emociones no nos sigan dominando.

Por eso hay que meditar y al mismo tiempo detenerse, serenarse y descansar.

Sin duda alguna el menú principal del día para darnos energía es el amor, el deseo de aliviar sufrimientos y, de postre, alegría para degustar el placer de la conciencia de nuestro interior para saber hacia dónde vamos y tener una clara visión de lo que viene para este 2024.

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