Fentanilo: ¿cómo afecta al cerebro?

Michel Olguín Lacunza
El fentanilo, en comparación con otras drogas, activa de manera más intensa el circuito de recompensa en el cerebro. Mientras que una dosis de morfina se mide en miligramos, la de aquél en microgramos, es decir, la milésima parte de un miligramo, explicó Óscar Prospero García, doctor en neurociencias y jubilado del Departamento de Fisiología de la Facultad de Medicina de la UNAM.
“Si tomamos un grano de arroz y lo dividimos en tres partes, una de ellas sería suficiente para matar a una persona”, advirtió el experto. En Estados Unidos, desde 2016, se han registrado entre 50 mil y 80 mil muertes anuales por sobredosis de esta sustancia.
Es extremadamente potente, tanto en su efecto letal como en la activación del sistema de recompensa, lo cual explica la intensa sensación de placer que genera en quienes lo consumen.
Con base en un informe del gobierno de México publicado en abril de 2024, desde 2011 se han documentado múltiples fallecimientos en el mundo por sobredosis asociados con el uso ilícito de fentanilo. De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), cada día mueren más de 150 personas en Estados Unidos por dosis excesivas de esta sustancia psicoactiva.
“El efecto de las drogas en el cerebro puede ser extremadamente intenso. Un consumidor describió su experiencia como ‘un placer equivalente a 12 veces el de un orgasmo’”, comentó el exprofesor de la UNAM.
Óscar Prospero agregó que las sustancias psicoactivas estimulan de manera significativa el sistema mesolímbico, clave en la regulación de la motivación y el placer. Por ejemplo, una persona que consume por primera vez marihuana, cocaína o derivados del opio, como la heroína, puede experimentar una intensa sensación de euforia.
¿Con qué fin surgió?
En el ámbito médico, el manejo de dolencias requiere el uso de distintos analgésicos según su intensidad y causa. Para síntomas leves, como el dolor de cabeza, se emplean fármacos como el ácido acetilsalicílico. Si éstos no son suficientes, se recurre a opciones más potentes, como el ketorolaco, que además posee propiedades antiinflamatorias.
No obstante, hay casos en los que el dolor es de una intensidad extrema y no responde a los tratamientos convencionales, como ocurre en algunos pacientes oncológicos. En estas situaciones se usan opioides, como la morfina, considerada una de las opciones más eficaces dentro de la medicina paliativa para mejorar la calidad de vida en etapas avanzadas de la enfermedad.
Mencionó que el desarrollo de nuevos analgésicos llevó a la síntesis del fentanilo, un opioide sintético con una potencia analgésica hasta cien veces mayor que la de la morfina. Su alta eficacia lo ha convertido en un recurso esencial para el tratamiento del dolor severo e intratable, especialmente en pacientes en estado terminal.
Afectación al sistema nervioso central
Las moléculas del fentanilo interactúan con el sistema nervioso central, afectando regiones clave como el sistema mesolímbico, que regula la motivación y la respuesta a estímulos placenteros. Este último desempeña un papel crucial en actividades cotidianas, como despertarse por la mañana y mantener la iniciativa para realizar diversas tareas.
Además, impactan el circuito de recompensa, que genera sensaciones de placer ante estímulos como la alimentación, la interacción social o las relaciones íntimas. Este sistema es el principal objetivo de las sustancias adictivas.
Adulterar, un riesgo creciente
En la actualidad se ha identificado la presencia de fentanilo mezclado con otras drogas a fin de potenciar sus efectos y hacerlas más atractivas para los consumidores. Por ejemplo, su combinación con marihuana intensifica significativamente la sensación de placer y euforia.
Sin embargo, su alto poder depresor del sistema nervioso central lo convierte en una sustancia extremadamente peligrosa. Además de estimular el circuito de recompensa, el fentanilo afecta funciones vitales como la respiración y la actividad cardiaca. En dosis mínimas puede provocar un paro cardiorrespiratorio fatal, lo que representa un grave riesgo incluso para quienes lo consumen de manera involuntaria.

Existen naturales y sintéticas
Al respecto, Óscar Prospero García explicó que el fentanilo pertenece a la familia de los opioides, un grupo de sustancias con efectos analgésicos que pueden obtenerse de tres formas principales:
Producción natural en el organismo. El cerebro genera compuestos similares a los opioides, como las endorfinas, que regulan el dolor y producen sensaciones placenteras.
El término “endorfinas” proviene de endo (interno, porque las produce el cerebro) y fina (derivado de morfina).
Se liberan en respuesta al ejercicio, el estrés o el dolor, promoviendo bienestar y reduciendo el malestar.
Origen vegetal.
Hay opioides naturales, como el opio, extraído de la amapola (Papaver somniferum). Esta planta ha sido utilizada con fines medicinales y recreativos a lo largo de la historia, aunque su uso indebido ha generado problemas de salud pública debido a su alto potencial adictivo.
Síntesis química. En laboratorio se pueden desarrollar opioides con efectos similares a la morfina.
Muchos fármacos derivados del opio se diseñan para actuar sobre receptores específicos en el cerebro, de forma análoga a como una llave encaja en una cerradura.
Opioides como la morfina y el fentanilo se emplean en hospitales para el tratamiento del dolor crónico en enfermedades graves, en casos de cáncer o artritis reumatoide.
El fentanilo, desarrollado sintéticamente, imita la acción de las endorfinas y la morfina, pero con una potencia significativamente mayor. Esta característica lo convierte en una herramienta valiosa en medicina, aunque también en una de las sustancias más peligrosas cuando se usa sin control, concluyó el académico.