EN SEMÁFORO ROJO, PERO HAY QUE SALIR: AMLO
Samuel Aguirre Ochoa
A primera vista pareciera ser que los mexicanos estamos atrapados en una contradicción insalvable: dar prioridad a los objetivos en materia de salud y la posibilidad de que la economía se recupere, para lo cual ya debe concluir el confinamiento.
Pareciera insalvable, debido a que si ya concluye el confinamiento habrá un incremento en los contagios y en los decesos, y si éste se mantiene, la economía de la mayoría de los mexicanos seguirá deteriorándose, se incrementará el desempleo y la crisis económica puede convertirse en social. Pero esta contradicción solo es aparente, porque el gobierno cuenta con mecanismos y recursos suficientes para no exponer la vida de la gente, no exponerla a contagios y a los decesos. Lo que hace falta para resolverla es voluntad política, compromiso con el pueblo trabajador y sentido de responsabilidad.
Sin embargo, en nuestro México, en tiempos de la 4T, estos valores brillan por su ausencia, pues el día de ayer, el Lic. Andrés Manuel López Obrador llamó a los ciudadanos a salir del confinamiento, sin importarle que el semáforo epidemiológico está en color rojo, al mismo tiempo que contradijo al Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López Gatell, quien afirmó ese mismo día que el punto máximo de contagios se alcanzará en la próxima semana y que terminará en octubre.
El pasado 11 de junio, el mandatario mexicano presionado por la realidad que viven millones de mexicanos que se quedaron sin ingresos, ya sea porque perdieron su empleo en el sector formal o en el informal, que hoy se debaten en la desesperación, recurriendo a vender los juguetes de sus hijos, a empeñar o vender lo poco que tienen, intercambian objetos personales por comida, a manifestarse exigiendo apoyos por despensas; en su conferencia de prensa en Palacio Nacional, el Presidente destacó que el regreso a la nueva normalidad beneficiará a millones de mexicanos que viven al día.
Mencionó que hay que vencer el miedo y los temores, “pero sí tenemos que salir”. Pero no dijo absolutamente nada de la infinidad de recomendaciones que han planteados organismos nacionales e internacionales, de gran prestigio por su seriedad y capacidad científica, sobre la necesidad imperiosa de que el gobierno mexicano invierta recursos económicos suficientes para apoyar a los desempleados y a los que se quedaron sin fuente de trabajo; para que apoyara a la micro, pequeña y mediana empresa y salvar las cadenas productivas que son las que generan la mayor cantidad de empleos. Por ejemplo, el pasado 27 de abril la FAO planteó que resulta esencial mantener vivo el sistema alimentario con el objetivo de asegurar el suministro a los consumidores. El 12 de mayo la CEPAL recomendó dar un ingreso básico de emergencia a las personas afectadas por la pandemia y el pasado 15 de abril un experto de la OCDE dijo que deberían de ampliarse las trasferencias monetarias debido a que éstas no están llegando a todos sectores afectados.
López Obrador tampoco dijo nada de la campaña de trapos blancos de las familias que pedían apoyo alimenticio desde sus casas, al planteamiento del Movimiento Antorchista Nacional de poner en práctica un Plan Nacional de Distribución de Alimentos para las personas que se quedaron sin ingresos, a las iniciativas de algunos diputados que plantearon un apoyo monetario a los afectados por la pandemia, equivalente a un salario mínimo durante 3 meses.
El presidente López Obrador no quiso apoyar a los mexicanos afectados por esta grave enfermedad como sí lo han hecho otros países del mundo, que han destinado grandes cantidades de dinero para apoyar a la población en desgracia por la Covid-19; dinero que incluso no es de él, le pertenece al pueblo, pues entre todos lo pagamos en forma de impuestos; prefirió invertir este dinero en sus obras faraónicas, como el Tren Maya o la refinería de Dos Bocas, que bien pudieron ser pospuestas para más adelante. Está haciendo inversiones millonarias en Pemex, a pesar de que dicha empresa está en quiebra financiera, pues debe millones de dólares y reporta perdidas en forma permanente. Las principales calificadoras del mundo consideran que la deuda de Pemex se encuentra en el grado de bonos especulativos o basura.
Esta acción del Presidente, de aventar al pueblo a que se contagie de manera masiva, por no invertir recursos en salvar vidas, no puede ser calificada más que como criminal, pues si atendiera las recomendaciones y propuestas que las instituciones y organismos especializados en estos temas le han propuesto, de apoyar a la población, ya sea a través de programas alimenticios o de transferencia monetaria directa, la gente pudiera mantenerse un tiempo más en casa, alargar el confinamiento, mientras disminuyen los estragos de la pandemia del Covid-19, es decir, hasta que desaparezcan los contagios.
¿Qué debemos hacer los mexicanos ante esta acción criminal del presidente? Primero, hacer conciencia que es falso que para la 4T estén primero los pobres y el humanismo como sostiene López Obrador; segundo, darnos cuenta que este gobierno privilegia la mentira para gobernar y mantener en la pobreza a la población; tercero, que no sabe conducir la economía del país; cuarto, que utiliza los programas sociales con fines clientelares y quinto, que es necesario que formemos un frente nacional para en las próximas elecciones sacarlos del poder de manera clara y contundente mediante el voto.