23 noviembre, 2024

Miguel Ángel Gómez Ruiz

Gobierno federal ¿Administración fallida?

A pesar que un sector de la población apuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador –así lo dicen las encuestas-, otro sector de la población, principalmente personas de clase media, pasan un momento difícil, sobre todo porque hay una grave crisis financiera, laboral, de seguridad y salud.

Las empresas se han retraído, no crecen y por el contrario siguen despidiendo a personal.

La inflación está en más de ocho puntos y prácticamente, de acuerdo a expertos, vivimos una estanflación y en breve tiempo, si la situación no cambia, estaremos a un período de recesión.

¿Qué significa? Pasamos por un estancamiento grave de nuestra economía y con una recesión, veremos una pérdida de la actividad económica, veremos una reducción grave de nuestro Producto Interno Bruto y encima, falta de circulante y un aumento desmedido en precios.

Peor aún, el país no va a crecer mientras el presidente continúe perdiendo el tiempo en aburridas ruedas de prensa de dos o tres horas, peleándose con quienes no estén de acuerdo con él. Tampoco habrá crecimiento si dedica dos o tres horas a jugar béisbol, ni mucho menos una hora en cada tres o cuatro de sus comidas. Tampoco habrá crecimiento si continúa dedicándose a viajar viernes, sábados y domingos a reunirse con la gente, sin darles soluciones y sólo recitando discursos como cuando lo hizo en sus 18 años de campaña.

No, el país está en un momento muy duro. El covid-19 no se ha ido y por el contrario, los casos aumentarán con las nuevas variantes y las hospitalizaciones crecerán. Sigue habiendo desabasto de medicamentos en todo el país, no sólo en uno o dos puntos, sino en toda la nación.

A casi cuatro años que asumió el poder, López Obrador no hizo los cambios esperados. Para pronto, la corrupción –si realmente era grave- no disminuyó. Hoy día, son muy pocos los “corruptos” que están en la cárcel y todo parece más por venganzas personales que porque lo merecieran, como el caso de Rosario Robles.

Sus obras son aplaudidas por sus simpatizantes sin que realmente sean útiles, como el caso del aeropuerto Felipe Ángeles, que continuará sin vuelos desde Estados Unidos mientras no cambien la calificación. Hoy, el famoso AIFA es un lugar solitario, casi olvidado en esa zona compartida entre Zumpango y Tecámac.

En unos días se inaugurará la refinería de Dos Bocas y pese a que aumentó en costo de construcción de 8 mil millones a 12 mil millones de pesos, al momento de ser inaugurada no refinará ni un barril de petróleo, es decir, quizá lo haga hasta el próximo año o quizá en 2024, o tal vez nunca.

Y la controvertida obra del Tren Maya, dirigida hasta hace unos meses por un funcionario que apenas cursó el bachillerato, sigue siendo un misterio. Nadie sabe cuánto costará un asiento del tren, qué tipo de servicio dará y si será accesible a los mexicanos más pobres del país. Por cierto, esta es otra obra que ha aumentado varias de precio al costo original.

Segalmex, la gran empresa creada en la administración de López Obrador, tiene un desfalco por más de 10 mil millones de pesos.

Los bancos del Bienestar son unas obras sencillas, cercanas al pueblo, pero sin dinero. Claro, a todos los mexicanos que les dieron entre 6 mil y 20 mil pesos les resolvieron sus problemas por unos días, pero casi nadie ha pagado lo que se les prestó y tengan por seguro que al presidente cada vez le cuesta más trabajo conseguir dinero. Por ello se ha endeudado con préstamos bancarios internaciones. Ya no hay dinero de los estados, ni de los fideicomisos. No hay.

El sector salud pasa por una grave crisis. En la administración de López Obrador también se han inaugurado hospitales que no funcionan al momento. Faltan medicinas, jabón quirúrgico, alcohol y lo peor, faltan médicos. Vaya, hay médicos, pero no son contratados y ¿Por qué? Claro, no hay dinero.

Sin embargo, para el presidente, sus funcionarios, diputados y senadores, ha sido un show, todos en campañas, viajando en vuelos particulares, comiendo en los mejores restaurantes y sin cumplir con su promesa de austeridad.

Por eso votó mucha gente. No se les culpa, el hambre es canija.

PD Han pasado varias semanas y la presidente del Poder Judicial, Isabel Romero Cruz no se reunió con la prestigiada magistrada Yolanda Cecilia Castañeda Palmeros para hablar sobre pagos pendientes de prestaciones y un retorno a sus labores. Lo que significa que, a la magistrada, la segunda que manda en el Poder judicial –la primera es la encargada de la administración, Joana Marlén Bautista- no le importa lo que diga el gobernador Cuitláhuac García Jiménez. Eso es grave, pues se supone que ella dijo que le obedecería en todo.

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