24 noviembre, 2024

Bebidas energéticas, ¿Son buenas para la salud?

Contienen una cantidad muy importante de cafeína y mucha azúcar, además de otras sustancias: Mariana Valdés, de la FES Zaragoza. Su consumo frecuente puede llevar a la dependencia de este tipo de productos.

La publicidad de las bebidas energéticas promete otorgar a quien las consume la cantidad de energía necesaria para llevar a cabo sus actividades diarias, a veces con cierto énfasis en lo deportivo, pero no necesariamente limitado a ello, pese a que sus efectos en el corto y largo plazos no son precisamente benéficos para la salud.

Aunque su fórmula varía de compañía a compañía, para Mariana Valdés Moreno, jefa de la carrera de Nutriología de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza, su característica principal está ligada a “una cantidad muy importante de cafeína y que igual tienen mucha azúcar”.

Por lo general, además de combinar cafeína y taurina, de acuerdo con la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), a éstas pueden sumarse sustancias como el guaraná, el ginseng, la glucuronolactona, mezclas de vitaminas del complejo B, edulcorantes calóricos (azúcar, glucosa, fructosa, jarabe de alta fructosa) y no calóricos (acesulfame K, sucralosa y stevia), sodio, inositol, carnitina, extractos de café y té verde, entre otras sustancias, muchas de ellas de origen vegetal.

En México, según datos del Centro de Investigación y Asistencia en Tecnología y Diseño del Estado de Jalisco (https://ciatej.mx/el-ciatej/comunicacion/Noticias/-Lasbebidas-energizantes-en-nuestro-paisson-una-opcion-saludable-y-segura-/261), considerando el periodo de 2008 a 2017-2018, el consumo de las bebidas energizantes y deportivas se elevó un 66 %.

“Como referencia respecto de otras bebidas, a finales de 2017, el consumo promedio mensual de bebidas energéticas y deportivas fue casi 40 veces mayor al del vino tinto –de 906 mil litros– y 4.5 veces por arriba del tequila reposado –de 8 millones 15 mil litros– en México”, apunta el organismo.

En una encuesta realizada por el Laboratorio de la Profeco arrojó que entre mayores de 18 años, provenientes de 31 estados de la República, el 40 % de los encuestados consume este tipo de bebidas por lo menos una vez por semana y el 10 % lo hace diariamente.

Efectos

Es necesario aclarar, puntualizó Valdés Moreno, que su consumo “por la cantidad de cafeína y de azúcar” aumenta temporalmente nuestro estado de alerta. Sin embargo, dadas las concentraciones de ciertas sustancias en su fórmula, una bebida energizante “puede llegar a tener el equivalente de cafeína al que tienen dos tazas de café expreso”.

Esto significa, de acuerdo con la especialista universitaria, “que esta concentración igual o superior de cafeína en algunas ocasiones puede detonar en personas susceptibles irritabilidad, como una condición de nerviosismo e inquietud. Un estado que ya va más allá de ‘bueno, me despertó y me siento activo’ y se convierte en uno de malestar”, señaló.

Además, “el azúcar tiene este mismo efecto, se suma al de la cafeína, y sí nos hace sentir de momento más alertas. Pero de la misma manera en la que nos da este pico de actividad, también así rápidamente decae. Eso hace que estas bebidas sean potencialmente adictivas o que cada vez necesitemos consumir más para tener un efecto similar al de las primeras veces”.

Límites

“Considerando las guías alimentarias y las de buenas prácticas respecto a la orientación alimentaria en México, este tipo de bebidas no están consideradas ni recomendadas en ningún momento”, sentenció Mariana Valdés Moreno. “Estarían incluso más restringidas que un refresco o que las bebidas azucaradas, como los jugos procesados. No están recomendadas y por lo tanto el exhorto es a no consumirlas”.

Esto se extiende a la reciente moda entre las generaciones más jóvenes de consumir bebidas energéticas con algún tipo de alcohol: “Sin darse cuenta están bebiendo una gran cantidad de sustancias que son nocivas para ellos, pudiendo llevarlos a un estado etílico importante o grave de manera muy rápida”, alertó.

“Para un cerebro que se está desarrollando, que todavía tiene procesos que no se han consolidado, o que se están moldeando, estos efectos también son importantes. No solamente por la ingesta de azúcar que puede acarrear sobrepeso y obesidad, sino que su consumo frecuente puede llevarlos a la dependencia de este tipo de bebidas”, para rendir en el día a día, argumentó la investigadora de la FES Zaragoza y añadió un consejo para quienes buscan mantenerse alertas:

“La cuestión aquí es buscar otras fuentes de cafeína que sí pueden ayudarnos a estar alerta pero sin influir negativamente en nuestra salud. Puede ser un café regular, una taza para un joven al día es suficiente, aunque dependerá de sus características. En lo particular, qué tanta agua natural consume, si hace actividad física, en qué momento del día tiene el grueso de sus actividades; esto para que no interfiera en sus hábitos de sueño y pueda desempeñarse adecuadamente en las actividades que tiene que realizar”.

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