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El alacrán.
Lo que yo pienso.
Juan Javier Gómez Cazarín.

No soy psicólogo, ni filósofo, ni especialista en genética, pero la vida me ha llevado por muchos caminos, por muchas batallas, por muchas etapas en las que he conocido de cerca a diferentes tipos de personas, ninguna perfecta, algunas más buenas que otras, algunas más malas que otras.

Con ese conocimiento que no viene de libros, sino de la experiencia personal, puedo asegurarles que la peor persona de todas es la que traiciona, la desleal, la que muerde la mano que la ayudó.

Y si eso es malo, ahí les va lo peor: esas personas no pueden cambiar. Son como la fábula de la rana y el alacrán. Es muy famosa, pero por si alguien no la conoce, se las cuento:

Una rana y un alacrán se encontraron a la orilla de un río. Los dos necesitaban cruzar el agua para poder sobrevivir. El alacrán le suplicó a la rana: “compañera” rana, no quiero morir ahogado, ayúdame a cruzar el río en tu espalda. La rana rechazó la propuesta: si te subo a mi espalda, me vas a picar con tu aguijón. Pero el alacrán tenía un argumento convincente: ¡Ánimo! No, claro que no. Porque, si te pico y mueres, entonces yo me ahogaría. La rana reflexionó y concluyó que el alacrán tenía razón. Entonces -a pesar de que el alacrán estaba medio panzón- accedió a cruzarlo el río. Cuando estaban en medio del agua, el alacrán le clavó el aguijón con veneno. La rana se sacudió del dolor. El alacrán cayó al agua. En sus últimos segundos de vida, los dos con el agua al cuello -aunque el alacrán casi no tenía cuello- la rana le preguntó: ¿por qué me traicionaste si ahora te vas a ahogar por eso? Y el alacrán le confesó: ya lo sé, pero no pude evitarlo. Picar con mi aguijón está en mi naturaleza.

Así son los traidores. La sabiduría popular lo resumió así: el que traiciona una vez, traiciona dos veces.

Por eso, dentro del Movimiento, debemos tener bien identificados a los alacranes que nos quieren dividir, que buscan inyectar su ponzoña, que obedecen a su naturaleza, que destilan veneno, que meten cizaña, que ya han traicionado muchas veces y están listos para volverlo a hacer.

Gracias a Dios no hay muchos, pero de vez en cuando algún alacrán libidinoso y ambicioso se quiere pasar de listo y quiere envenenar a mas compañeros, solo algunos se dejan infectar de su maldad y perversidad, solo recuerden que el siempre se queda solo, y es tan misero que hunde a todo aquel que no este de acuerdo con sus intereses.

Ni siquiera se merecen que les deseemos algún mal. Nomás con no darle ride para cruzar los ríos con nosotros es suficiente.

Para acabar con otro dicho: la leche y los cul… pables se cortan solos.

PD. Es bueno escuchar a todos algunos dicen no le hagan caso a ese alacrán que lo hacen más famoso, pero en mi rancho a los alacranes los aplastamos para que no sigan envenenando a los demás .

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