24 noviembre, 2024

La línea delgada entre mi opinión y la tuya

Por. Julio Vallejo

La mítica historia de “¡El avión, el avión!”
Fantasía, terror e intriga

Xalapa, Ver., 27 de septiembre 2023.- ¿Te imaginas llegar a una isla en medio del Océano Pacífico en un hidroavión y ser recibido por dos hombres vestidos pulcramente, de traje blanco y uno de ellos de talla baja?

En 1977 pasaban en televisión una serie llamada “La isla de la fantasía”. El anfitrión de la isla era el Señor Roarke y su asistente Tatoo, personaje de talla baja que se caracterizaba por esperar el aeroplano y avisarle al jefe su llegada -por medio de un par de repiqueteos de campana- y al mismo tiempo gritaba “¡el avión, el avión!”

El señor Roarke tenía modales refinados y, a pesar de verse maligno, tenía un código moral elevado. Siempre que sus invitados a la isla corrían riesgos los salvaba. Al final de la serie, sus invitados se llevaban una lección de vida a través de sus deseos y una de las peticiones era que no revelaran nada acerca de la visita a la isla.

Esta historia de terror e intriga me pone a pensar cómo es que hace un par de días un avión militar estadunidense se haya perdido por más de 24 horas. Esto no es lo más importante, sino que el jet F-35 de la base de la Fuerza Aérea en Carolina del Sur -al norte de Charleston- fue reportado sin piloto.

La Infantería de Marina reportó que uno de sus pilotos salió expulsado de la aeronave con un paracaídas y que la unidad estaba extraviada -sin piloto- por lo que la Base de la Fuerza Aérea tomó la decisión de difundir un número telefónico entre la población para ayudar a encontrarlo. Después de varias horas de búsqueda descubrieron los restos del F-35.

¿Cómo se puede perder un F-35?

O me pregunto aún ¿cómo se puede perder un avión en los hangares del AICM (Aeropuerto Internacional Benito Juárez de la Ciudad de México)? Este hecho se registró el 24 de julio de este año, cuando el dueño de la aeronave de lujo tipo British Aerospace BAe, modelo Serie 800 matrícula N591CF, quería ocuparlo y se percató que no estaba en el hangar. ¡Qué mala suerte no tener un Tatoo en México para que reportara el avión! Ni el ilusionista David Copperfield dejó tantos detalles cuando en un acto desapareció un avión.

¡Qué paradoja de historias! Donde en un país de primer mundo como Estados Unidos, recurren a la población para dar con el paradero de una aeronave militar, dejando entrever que ni con toda la tecnología que dicen tener pudieron dar con él.

Mientras que en un país tercermundista como México, recurrieron a la población para hacer una rifa del avión presidencial. Después de la venta de todos los boletos lo único que dejó ver fue el Premio Mayor con el número de la suerte llamado “corrupción” y engaño a la población, ya que no se les pagaron sus premios como establecían las reglas de su propio juego y, por si esto fuera poco, después de varios años pudieron vender el avión. Posteriormente la aeronave dejó a la luz una turbulenta noticia que decía “El avión presidencial José María Morelos aún se debe”.

Ante el relato de estas historias, como La Isla de la Fantasía, llenas de terror, intrigas y fantasías, lo único que podemos opinar es que no nos debería sorprender la justificación de los gobiernos ante los errores cometidos, materializados en un simple avión. Cabe hacer mención que estas aeronaves están valuadas en miles de millones de dólares que deberían ser ocupados para temas más importantes como salud, educación, migración o en la misma tecnología.

Los gobiernos están más enfocados “en darnos el avión” para que ellos puedan saciar sus propias necesidades. Mientras Estados Unidos compra más armamento, los políticos de México sacan más dinero para llenarse los bolsillos. Sin duda los dos países acudieron como siempre a la población, dejando entrever que somos la parte más vulnerable y fundamental para solucionar sus problemas.

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