LA CRISIS SANITARIA Y ECONÓMICA DEMUESTRAN LA URGENCIA DE QUITAR DEL PODER A MORENA
Andi Uriel Hernández Sánchez
El lunes 1 de junio inicia el proceso para el regreso a la “nueva normalidad” a pesar de que justo en estos días nos encontramos en “riesgo máximo” por el coronavirus, tan solo en la última semana se han registrado los picos más altos de contagios y de fallecimientos por covid-19. El presidente López Obrador en persona, con su gira por el sureste mexicano, será quien inaugure este proceso y el encargado de enviar a los mexicanos el falso mensaje de que el peligro ha pasado y todos pueden regresar a sus actividades cotidianas, de paso, intenta frenar la caída en picada de su popularidad y el descrédito de su gobierno.
El prematuro regreso a la normalidad parece apoyarse en la visión de que la pandemia es incontenible, no existe vacuna ni tratamiento, y que frente a todo lo que se intente el aumento de contagios y fallecimientos es igualmente inevitable, por ello, a decir de la autoridad federal, lo mejor es regresar a las actividades ordinarias pues el sistema de salud se encuentra plenamente preparado para atender a la población enferma de covid-19 que requiera hospitalización. Sin embargo, esto último es falso.
El miércoles pasado, una nueva manifestación de personal médico en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), evidenció que las carencias continúan en los hospitales y clínicas que luchan contra la enfermedad, aun en los de mayor importancia. Los médicos denunciaron que sus jefes los estaban obligando a reutilizar cubrebocas y que este hecho había provocado que 100 de los 2 mil trabajadores del hospital se hubiesen contagiado de covid-19.
Rafael Soto, enfermero de una clínica del IMSS y vocero de la recién formada Unión de Trabajadores por la Salud de México, dice que hasta el momento han ocurrido más de 80 manifestaciones de personal médico en el país, pues la situación de falta de materiales de protección, de insumos y medicinas en los hospitales y de desinformación sobre el manejo de los enfermos es una constante en todo el territorio nacional. Hasta el momento más de 11 mil trabajadores de la salud se han contagiado por la situación de desatención que el gobierno federal ha mostrado desde el inicio de la pandemia; miles de empleados del sector salud preparan manifestación en el Zócalo de la Ciudad de México el próximo 1 de julio.
Así que no, el sistema de salud no está preparado para un eventual contagio masivo derivado de una prematura y desordenada vuelta a la normalidad. Lo único que se provocará será el colapso del sistema sanitario y muchas muertes, tanto de enfermos por covid-19, como de pacientes de otras enfermedades que no puedan ser atendidos por falta de espacios en las clínicas y hospitales, como de hecho ya ocurre en muchas partes del país. La tragedia multiplicada exponencialmente. Ojalá me equivoque.
La razón de fondo del regreso a las actividades económicas es como ya sabemos, la presión de las grandes empresas norteamericanas del ramo automotriz, aeroespacial, minería y construcción para que reanuden sus actividades en territorio mexicano las industrias y manufacturas que forman parte de sus cadenas de producción. Pero también, la presión interna: decenas de miles de micro y pequeñas empresas han quebrado pues no pudieron costear sus deudas, gastos de operación y los salarios de sus empleados debido a la orden de cerrar; se han perdido más de 1.4 millones de empleos en el país según el Banco de México y millones de empleados informales se encuentran en la total indefensión ante la pérdida de sus fuentes de ingreso, se trata de la crisis económica más grave del país desde hace 88 años.
Esta tragedia social, pudo haberse evitado o cuando menos aminorado si a tiempo el presidente López Obrador hubiese entendido que debía ejecutarse un gigantesco y verdadero plan de rescate económico, pero al no hacerlo así, él y su gobierno son los completos responsables del desastre. Es más, los que pregonaron que siempre antepondrían el bienestar de los pobres no tuvieron ni siquiera la sensibilidad de enviar comida a los hogares de las familias mexicanas que no tenían dinero ni para comprar alimentos. Y es que aún con el regreso a la normalidad, millones de personas ya no tienen un trabajo al cual volver y en el caso de los empleados informales, la baja circulación de dinero en las calles les depara pocas ventas y pocas ganancias. Así, los 10 millones de nuevos parias que pronostica el Coneval que habrá tras la pandemia, serán fruto del mal gobierno de López Obrador y su partido y ante ello no servirá de nada echar las culpas al pasado.
Lo peor del caso es que más miseria y pobreza en el pueblo mexicano, pueden provocar brotes de rebelión social como ya ocurre en otros países, revueltas y estallidos, que obviamente nadie desea y que acarrearían gravísimas consecuencias para todos. Nadie debe olvidar que en momentos tan difíciles para el país, el gobierno morenista prefirió ocultar cifras, mentir y abandonar a la gente a su suerte y que una vez provocada la tragedia social ordenó a los mexicanos regresar a las calles con las consignas de: muera quien tenga que morir y sálvese quien pueda.
La crisis sanitaria, económica, social y política que ya padece México y que se agravará, debe convencernos de que no podemos seguir dejando el país en manos de los criminales que ahora gobiernan. Como recientemente lo recordó el Ing. Aquiles Córdova Morán, Secretario General del Movimiento Antorchista Nacional, urge que las fuerzas progresistas del país conformen un gran frente nacional que busque llegar al poder del país por la vía pacífica y democrática para instrumentar un nuevo proyecto de nación que haga de México una nación rica, próspera y equitativa en el reparto de la riqueza social, para que ninguna otra pandemia cobre vidas innecesarias ni haga a los mexicanos pasar hambre. Desde el 2021 se debe luchar por arrebatarle a los morenistas la mayoría en la Cámara de Diputados federal, en las legislaturas locales y en los ayuntamientos. El llamado es reiterado una vez más y debe tomarse muy enserio.