23 noviembre, 2024

Miguel Ángel Gómez Ruiz

Reflexiones

Xalapa, Ver., 30 de diciembre 2022.- Nadie puede negar que 2022 ha sido uno de los años más complicados y quizá el peor en lo que va del gobierno del presidente López Obrador.

No hay forma de que alguien pueda desmentir eso. Si se habla de los logros, si es que los hay, todo se resume en cuatro cosas: un aeropuerto que no tiene certificación y que no es utilizado ni por el propio presidente; una refinería que se inauguró sin que le colocaran todo el equipo que hace eso (refinar) y un tren maya que quizá sea inaugurado hasta después que se vaya el mandatario. Sí, por supuesto, los apoyos económicos que ha sido la base y el sostén de esta administración.

Fuera de allí la crisis hospitalaria es innegable, la falta de medicamentos es más que evidente; el aumento en el costo de la canasta básica que se sitúa entre 40 y 60 por ciento ha sido dramático para muchos; por lo menos cinco millones más de pobres; nula obra carretera; más criminalidad y menos seguridad y desde luego, la corrupción que, de acuerdo al propio presidente, a partir de su primer día de gobierno había desaparecido pero que, extrañamente, volvió hace unos meses pues así lo declaró él mismo.

El futuro no es halagador para el país. Está comprobado que el socialismo, muy anexado al populismo crea más pobres y por supuesto, menos opciones de crecimiento.

Si esto no se compone a futuro seguiremos teniendo más de lo mismo y más de lo mismo es que no se avance, que no haya progreso, la gente se conforme con poco y el país siga hundido, tal y como lo está ahora.

No, no es fácil la situación que vive nuestro país, pues vivir de limosnas no es la opción, mucho menos que no haya fuentes de empleo y que el propio presidente le pida a la gente que se conforme con un par de zapatos y con comer arroz y frijoles. No es fácil reconocer eso cuando él viste abrigos de más de 200 mil pesos. No.

En Veracruz, las pocas obras que ha habido son en el sur de Veracruz y no se ve precisamente un avance que beneficie al estado. No, porque como ha ocurrido desde el primer día de la administración federal, las obras se les dan a constructores de otros estados y sobre todo, aquellos que están afiliados a Morena.

Contamos con un gobernador que se deshace en elogios para el presidente y que se ha empeñado en ser su calca. Pero hablar de logros en Veracruz es complicado. Un ejemplo claro, Cuitláhuac García presumió que el estado era más seguro y resulta que en las últimas semanas ha habido crímenes, ejecuciones y desapariciones al por mayor.

El área de turismo ha sido descuidada y hablar de salud es hablar de nada, pues cada vez hay más casos de Covid-19, Influenza y hasta de viruela símica, pues el propio gobernador presumió que ésta se iba a controlar y hay 60 casos. No hay esquemas de vacunación para niños y los hospitales no tienen medicamentos. Por más que se presuma que se compraron millones de medicamentos estos se encuentran únicamente en las mentes del gobernador y su jefe, el presidente.

Hay pocos empleos y por supuesto, mal pagados. Hay un gobernador que presume mucho pero que sabe poco y lo que aprende lo aprende mal. Así está nuestro Veracruz. Las excepciones son Veracruz puerto, Boca del Río y Xalapa, pero fuera de allí, los municipios están en pésima situación.

Adiós 2022

Es difícil reponerse en muchas ocasiones, sobre todo en cuestión de salud. No es fácil levantarse y seguir adelante pues como ya lo dije, en cuestión hospitalaria hay un gran problema en nuestro país. Si tiene suerte de recibir una consulta médica el viacrucis viene después, cuando se tiene que buscar la medicina. En las farmacias de los hospitales no hay medicamentos. Lo he vivido con el Telmisartán o el Clopidogrel, medicinas de alto precio.

Ante el riesgo de hospitalización uno se pregunta si realmente será conveniente acudir a una institución que no garantiza la salud como lo es un hospital público. Los riesgos son muchos: hay Covid-19, Influenza, viruela símica y muchos agentes infecciosos.

Si de por sí levantarse es difícil, para muchos tratar de ser atendidos a medianoche es peor. A veces no hay taxis, ni un vecino que pueda ayudar, la familia está lejos, en fin. Todo es complicado.

A pesar de eso hay que levantarse, aunque no haya nadie al lado hay que luchar pues sólo se vive una vez y es mejor morir luchando que dejarse morir por enfermedades de las que uno jamás se repondrá.

Si algo así le ha pasado siga adelante. El próximo año -2023- será más complicado, téngalo por seguro. Pese a ello, haga su mejor esfuerzo y dé lo mejor de sí. Si no hay medicamentos trate de reposar, si no hay nadie a su lado usted mismo dese ánimos y no ceje, no deja que la muerte le venza. Créame, lo mejor de 2023 será que todos sigamos donde estamos, con vida.

Y aún con todo esto, le deseo que tenga un feliz 2023.

¡Sobreviva!

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