Precios de útiles escolares, por las nubes según padres de familia.
Miguel Ángel Gómez Ruiz
La pandemia de coronavirus que atacó al mundo, provocó que el comercio se viniera abajo por lo menos en el primer año (2020), en la que la mayor parte de los trabajadores y estudiantes tuvieron que permanecer en casa para evitar contagios.
En el caso de México, la situación se normalizó en la última parte de 2021 y la administración de Morena, muy a pesar que la 5ª ola de Covid-19 no ha llegado a tope, determinó que en las escuelas de todos los niveles se regresaría a clases presenciales, muy a pesar de la lentitud en el plan de vacunación para niños de 5 a 11 años.
En el caso del comercio, muchos negocios sufrieron pérdidas, entre ellos las papelerías, que en 2022 planean recuperarse, sin embargo, la queja de los padres de familia es que los productos están muy por encima de los precios normales.
“Sabemos que tuvieron pérdidas, pero que no se quieran desquitar con nosotros. Hay libretas que cuestan entre 80 y 120 pesos”, comentó una señora que llevaba a sus dos hijos con ella.
Además de la mala atención que hay en la mayor parte de esos negocios, quizá porque hay mucha demanda o bien, porque el personal no está preparado ni capacitado para atender clientes, los precios son los que sobresalen.
La señora Carmen Rubio, cuya hija cursará 6º de primaria, se quejó que la lista escolar de su hija tuvo un costo de 1200 pesos y los uniformes costaron más de 2 mil 500 pesos: “Dos blusas, un chaleco, una falda y el uniforme deportivo y la escuela no te da un período de espera, al día de entrada ya debes tener todo”, comentó.
Y los padres y madres de familia dicen la verdad: en una papelería que se encuentra frente al mercado en Coatepec, hay paquetes de plumones desde 70 –los más sencillos- y hasta 130 pesos. Las mochilas cuestan entre 400 y 900 pesos y así, cada producto tiene su precio por las nubes.
“Se nos hace casi imposible comprar. Yo recuerdo que se dijo que en las escuelas se podrían abstener de solicitar los uniformes, muchos perdimos nuestro trabajo y apenas nos alcanza para comer”, indicó la señora Delia Pérez.
Y peor aún, de acuerdo a algunos entrevistados, los maestros parecen estar casados con algunas marcas, pues no quieren plumones de marcas desconocidas y buscan, aparentemente, que se adquieran productos de calidad: “Algunas maestras se comportan como comisionistas”.