La línea delgada entre mi opinión y la tuya.
Por: Julio Vallejo
No sé quién miente ahora: ¡dame más gasolina!.
6:00 horas de la mañana, el sol radiante se hacía presente por la ventana de la casa, el gallo anunciaba un nuevo día y el guajolote su último; ya que era 24 de diciembre.
Ese día era muy especial, una reunión familiar después de muchos años de no verlos, a veces el trabajo, la economía no permite visitarlos con frecuencia, ya que ellos radican en Cuautla, Morelos; bien emocionado me levanté como ese gallo de mi corral, anunciando ¡hoy será un gran día!.
Salí de casa con la maleta, la metí en el “chulo”, un jetta modelo 87 color tamarindo brillante, rines cromados, llantas anchas, asientos de color miel; ¡no está en venta!. Ya frente a ese volante deportivo, agarré mis gafas oscuras, me las puse y emprendí mi viaje, todo iba tan bien hasta que de pronto, vi la señal del testigo que me indicaba falta de gasolina.
Lo bueno fue que cerca había una gasolinera, al aproximarme a ella cada metro que avanzaba mi sonrisa se iba desmoronando, ya que iba haciendo la cuenta de cuántos litros le echaría, esos números enormes que anuncia el costo del litro, parecía que se burlaban de mí.
Recuerdo que un 20 de noviembre de 2016, Andrés Manuel López Obrador dijo: “Reiteramos nuestro compromiso de bajar el precio de la gasolina. Si MORENA estuviese gobernando la gasolina no costaría 14 pesos, costaría 10 pesos el litro”. De igual manera la secretaria de Energía, Rocío Nahle y el gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García salían diciendo que MORENA presentaba un punto de acuerdo para eliminar impuestos a la gasolina.
La verdad es que el costo de la gasolina es demasiado caro y su precio varía día a día , en tan poco tiempo se ha incrementado su valor, aún con los comentarios del presidente de que no ha habido incrementos ni gasolinazos, es cierto que el precio está en 21 pesos 68 centavos por litro.
Hay que hacer mención que por cada litro que consumimos tenemos que pagar el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), el cual está integrado por el IEPS federal, estatal y el CO2 y ¡por si fuera poco!, también falta agregarle el Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA).
¡La verdad ya no sé quién se burla de mí!; si los que estaban anteriormente con los famosos gasolinazos o los actuales con decir “está cara por culpa de los malos gobiernos; nosotros no hemos dado incremento ni gasolinazos”, o cuando dijo el Presidente de la República en su mañanera, “no hice el compromiso de bajarla”.
La realidad es que tenemos que pagarla cueste lo que cueste, para seguir avanzando y me refiero al viaje que estaba haciendo en ese momento.
Estando ya en la gasolinera me quité los lentes oscuros, vi al despachador y le dije:
— ¡Lleno por favor!.
—“¡La bomba está en ceros!”
— ¡No te preocupes, el mío está vacío, bueno y lo que trae de reserva.
Mientras se llenaba el tanque corrían los números en la bomba 200, 300, 400, 500, 600 pesos, llegó el momento que casi grito, ¡Ay, mi dinerooo!, ni limpiándome el parabrisas para ver bien mi camino a seguir, me hacía sentir bien, hasta que por fin llegó el ruido de la bomba anunciando el tope del llenado, volteó a ver cuánto se llevó de dinero y veo que eran 975 pesos con 60 centavos.
Mi pregunta de rápido fue, ¿quién miente ahora?, el tanque de gasolina o la bomba, porque le dije lleno y la bomba marcaba 45 litros, cuando al tanque de gasolina es de 40 litros.
Cuando le cuestioné eso al despachador su respuesta fue ¡eso es lo que marcó! ipso facto dije, ¿cómo sé que si entró esa cantidad?, ¡si el tanque tenía producto de reserva y es de 40 litros!, después de varios minutos de ver que no resolvería nada del “robo” tuve que seguir mi camino. Como ya estaba cerca de Puebla no me quedó más remedio que comer camote.
Espero que de regreso de mi viaje y en el año 2022 ya haya bajado el precio de la gasolina ¡ay ajá!, porque el de las casetas no lo creo, pero como dicen, esa es otra historia.