La línea delegada entre mi opinión y la tuya.
Por: Julio Vallejo
Oxígeno navideño del árbol del universo.
Esta navidad hay que celebrarla con mucha responsabilidad y hacerla diferente.
La pandemia aún no termina, hay que cuidarse y ser responsables, la noche buena del año pasado fue muy triste y dolorosa para muchos, no quiero ni pensar qué fue de esa cena navideña donde la cena se convirtió en un plato frío.
Estábamos toda la familia reunida como cada año, todos bañados con aromas muy diferentes, el frío que se sentía, era más porque nos hacía falta el calor de hogar, teníamos aún el dolor por la pérdida de la jefa mayor de la familia un par de meses atrás.
Las caras de felicidad por la llegada de la navidad, las cambiamos por caras tristes de una noche amarga, la pierna enchilada ya no tenía el mismo sabor, se había ido la receta secreta, el postre no cambió, esa ensalada de manzana con nuez, leches y duraznos en almíbar no lograba endulzar el paladar, la música de las luces navideñas, era lo único que en ese momento se escuchaba.
Algunos caminaban mirando el piso, mientras otros sólo estaban sentados recordando cada momento del año pasado.
La algarabía y verbena por esa reunión familiar que tanto esperábamos cada año; en esta ocasión, pasó a ser un escalofriante homenaje a la mujer que nos vió crecer.
A la hora de escuchar las campanas del reloj, pareciera que sonaron las alarmas de los bomberos, esos que vienen a sofocar el fuego que había en cada uno de nuestros corazones, ese que anunciaba el estallido de emoción y de llanto, las lágrimas de nuestros ojos se asemejaban a las gotas de las esferas.
El momento de abrazarnos y darnos calor entre nosotros llegó de la misma manera como si fueran regalos de navidad, intercambiando consuelo unos a otros. A su vez, no podía faltar el platicar y recordar cada momento que habíamos vivido a lado de nuestra madre.
¡No fuimos los únicos que la pasamos mal!, ¡No fuimos los únicos en sufrir ese dolor en esa cena!, ¡No fuimos los únicos en tener ese minuto de silencio!, ¡No fuimos los únicos en pasar una cena diferente y nunca antes vivida!.
Éramos una cifra más de aquellos que perdieron a un familiar. Aproximadamente 369 mil mexicanos fallecieron en esa gran ola de Covid-19 y que requirió alrededor de mil 400 toneladas diarias de oxígeno medicinal. Hay que hacer mención que esto aún no termina, en razón a lo manifestado por el Doctor López Gatell, por los 23 casos confirmados de la nueva variante Ómicron en México.
Últimamente es común ver en las celebraciones, reuniones o posadas, un ambiente diferente. Hace un año estábamos aterrorizados, encogidos del susto, por el respeto que le teníamos al Covid, ahora estamos más relajados y peor aún no dimensionamos la gravedad de la situación.
¡No todo es culpa de las autoridades!, ¡No todo es culpa de Dios! ¡No todo es culpa de los chinos!.
Si queremos seguir festejando, como cada año esta fecha con cada uno de nuestros miembros de la familia, amigos y conocidos; es conveniente ser responsables al protegernos para demostrar cuánto amor nos tenemos y les tenemos. Asimismo, ¡dejemos los celulares a un lado!, aprovechemos el momento para disfrutarnos y generar una real convivencia, no apliquemos la de “Tan cerca, y tan lejos”.
Que sea una reunión de calidad y diferente a la de otros años, no olvidemos que la vida es corta, que no sabemos con exactitud qué día dejaremos de vivir.
Te invito a que hagas este ejercicio; abraza a tu padre y a tu madre, como si fuera el último día y dile cuanto los amas y lo feliz que estás por tenerlos. Perdona a tus hermanos y convive más con tus hijos, porque cuando no los tenemos, no sabes el dolor tan grande y el vacío que se siente.
Una necesidad inmensa acompañada de desesperación por querer tenerlos nuevamente en ese instante.
Amable lector pasa una feliz navidad y un próspero año nuevo, mis mejores deseos para ti y tu familia y gracias por darme unos minutos de tu vida.